TDAH en adultos: causas, características y diagnóstico

¿Qué es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad?

El “Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad” (TDAH) es una alteración neurobiológica; un trastorno del desarrollo que afecta las funciones ejecutivas del cerebro humano y que en muchas ocasiones aparece asociado a otros trastornos comórbidos (que suceden en simultáneo). Los síntomas principales son:  hiperactividad, impulsividad y falta de concentración. 

El TDAH es crónico. Es decir, que se empieza a manifestar en la niñez y acompaña a la persona a lo largo de toda su vida. A pesar de esto, si es posible tratar farmacológicamente los síntomas y llevar un tratamiento que ayude a disminuir los efectos negativos para tener una vida plena y satisfactoria.

¿Cómo se manifiesta el TDAH en adultos?

 Es importante tener en claro que el TDAH no es un trastorno de comportamiento ni  una discapacidad de aprendizaje. El TDAH es, más bien, un déficit de desarrollo del sistema de autogestión del cerebro.  Por lo tanto, cuando hablamos de “déficit de atención”  no es que la persona con TDAH no pueda o no quiera mantener la atención, sino que su cerebro no puede resistir el impulso de prestar atención a cualquier otra cosa que entra en su campo visual, auditivo o mental en cualquier momento, a pesar de sus propios deseos u objetivos.

Este déficit del funcionamiento cerebral hace que el adulto con TDAH experimente impaciencia, desorganización, olvidos, mal manejo del tiempo, y cambios de humor. Las consecuencias son, principalmente, un bajo rendimiento en lo académico y lo laboral, la incapacidad de definir prioridades en la vida cotidiana,  relaciones interpersonales inestables y genera un gran impacto en la salud mental. 

Tipos de TDAH

El TDAH es un trastorno que varía en términos de intensidad sintomatológica e impacto en el funcionamiento de las distintas áreas de la vida.

Según el DSM-V existen 3 presentaciones de TDAH:

  1. Presentación predominante con falta de atención: dificultad para sostener la atención y terminar tareas, mal manejo del tiempo, olvidos.
  1. Presentación predominante hiperactiva/impulsiva: sensación de inquietud interna, habla en exceso, toma de decisiones impulsiva.
  1. Presentación combinada: síntomas mezclados de desatención e hiperactividad/impulsividad

Causas del TDAH

Respecto a las causas del TDAH,  los estudios realizados indican que la principal causa es genética y por lo tanto, hereditaria. Según Barkley (1997), los hijos de un progenitor con TDAH tienen un 50% de posibilidades de experimentar las mismas dificultades. Los genes afectados en este trastorno están relacionados con el funcionamiento de la dopamina, el neurotransmisor responsable de nuestra sensación de placer, que influye en nuestro estado de ánimo, nuestro comportamiento y es esencial para regular nuestro metabolismo.

Otros estudios relacionan el TDAH con algunos factores ambientales como la contaminación por plomo, el bajo peso al nacer y el consumo de tabaco y alcohol por parte de la madre durante el embarazo. 

Las Funciones Ejecutivas y el TDAH

En su investigación, el Dr. Russell Barkley llegó a la conclusión de que el TDAH está relacionado con una alteración de las llamadas  “Funciones Ejecutivas” (FFEE). Las funciones ejecutivas son facultades mentales de autocontrol que nos permiten mantener una acción en el tiempo, resolver problemas y persistir hasta llegar a un objetivo. Estas actividades mentales tienen un rol clave a la hora de regular nuestro comportamiento para adaptarnos mejor a nuestro entorno y alcanzar nuestras metas.  

Las 5 Funciones Ejecutivas principales son:

  • Inhibición del comportamiento: evitar el impulso de hacer algo o detener lo que estamos haciendo para permitir que otra función tome control de nuestras acciones.
  • Memoria de trabajo no verbal: retener imágenes que sirvan de mapas mentales para guiar nuestras acciones y recordar la secuencia de pasos que son necesarios para llegar a nuestro objetivo. También está relacionada con la forma subjetiva en que percibimos el tiempo.
  • Memoria de trabajo verbal: usar la voz interior para guiar nuestras acciones, auto-imponernos reglas y cuestionarnos la forma en que resolvemos un problema.
  • El control de la motivación y las emociones:  La capacidad de contener nuestras reacciones emocionales y moderarlas en función de nuestro bienestar y nuestros objetivos a largo plazo.
  • Planificación y resolución de problemas: poder manipular y reordenar la información en nuestra mente para encontrar soluciones novedosas y superar nuevos obstáculos.

Los adultos con TDAH tienen dificultades para accionar y poner en uso estas funciones ejecutivas. Por ejemplo, es común que hagan cosas como distraerse fácilmente, irse por las ramas al hablar, dejar tareas sin terminar, tener reacciones emocionales desmedidas, frustrarse mucho frente a tareas aparentemente simples o tomar decisiones impulsivas.

Impacto del TDAH en la vida del adulto

Se puede entender el TDAH como si fuera un Iceberg, en el que la hiperactividad, impulsividad y desatención son la punta visible que esconde debajo muchas otras características del trastorno, tanto o más importantes que las anteriores. Estos rasgos suelen confundirse con mal carácter, defectos de personalidad (pereza, descuido, negligencia) o falta de moral, cuando en realidad son parte del funcionamiento del TDAH.  

Se han realizado diferentes estudios con el objetivo de mostrar las repercusiones que puede tener el TDAH en distintos ámbitos de la vida cotidiana. Los trabajos se han centrado fundamentalmente en seis áreas: rendimiento académico, adaptación laboral, relaciones interpersonales, conducta sexual, delincuencia y accidentes de tráfico.

Los estudios muestran que los adultos con TDAH son más propensas a tener:

  • Bajo rendimiento académico.
  • Dificultades laborales frecuentes (Despidos, desempleo, etc.).
  • Problemas de pareja y de manejo diario con los hijos.
  • Relaciones sexuales riesgosas.
  • Alta frecuencia de conductas delictivas y antisociales.
  • Irresponsabilidad en el manejo de automóviles.
  • Alto riesgo de accidentes.
  • Mal manejo de la ira.
  • Abuso de sustancias, adicciones y consumo problemático en general.

Diagnóstico y tratamiento del TDAH en adultos

Según las estadísticas, aproximadamente 10 millones de personas adultas tienen TDAH en el mundo y cada vez hay más pruebas del impacto que tiene en las personas, las familias y la sociedad.

Actualmente,  el TDAH se encuentra subdiagnosticado, sobre todo en adultos. Razones como: los cambios en la manifestación de los síntomas con el paso de los años, las distintas formas que encuentran los individuos de compensar sus déficits y la severa comorbilidad que suele camuflar su presencia, hacen que este trastorno sea difícil de diagnosticar. Generalmente, los rasgos más sobresalientes en adultos son: las alteraciones del humor, las dificultades para organizarse, los despistes y olvidos frecuentes. 

El tratamiento para el TDAH en adultos se estructura a partir de cuatro componentes:

  1. Tratamiento farmacológico adecuado a las necesidades específicas del paciente.
  2. Brindar herramientas para que el paciente pueda compensar y disminuir las consecuencias del déficit de funciones ejecutivas.
  3. Inclusión de la red familiar para comprender el alcance del trastorno y construir un sistema de apoyo.
  4. Promover nuevos hábitos y conductas saludables de sueño, ejercicio físico e interacción social.

En esta sección podrá leer más sobre el diagnóstico y tratamiento del TDAH.

Cada persona puede manifestar distintos síntomas e intensidades. Esto depende de factores, como la educación y las experiencias de vida. Es por esta razón que llegar a un diagnóstico y comenzar un tratamiento acorde a las necesidades individuales de cada paciente puede ayudarlos a conseguir un  mejor rendimiento a largo plazo, mayor estabilidad emocional y un mayor bienestar general.

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