Medicación para adultos con TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad)

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una condición que afecta a muchos niños y que puede persistir hasta la edad adulta. Los síntomas del TDAH incluyen dificultad para concentrarse, hiperactividad e impulsividad, que pueden interferir con el rendimiento académico, laboral y las relaciones sociales.

El tratamiento del TDAH implica una combinación de intervenciones psicoeducativas, psicológicas y farmacológicas. En este artículo nos centraremos en la medicación para el TDAH, que es una de las opciones más comunes y eficaces para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida e las personas con esta condición.

¿Qué tipos de medicamentos existen para el TDAH?

Los medicamentos para el TDAH se clasifican en dos grupos principales: los estimulantes y los no estimulantes.

Los estimulantes son los medicamentos más conocidos y utilizados para el TDAH. Actúan aumentando la disponibilidad de dopamina y noradrenalina en el cerebro, dos neurotransmisores implicados en la atención, la motivación y el control de los impulsos. Los estimulantes pueden mejorar la capacidad de concentración, reducir la distracción y disminuir la hiperactividad.

Existen diferentes tipos de estimulantes, como el metilfenidato, la lisdexanfetamina o la dextroanfetamina. Estos fármacos se presentan con diferentes duraciones de acción (corta, media o larga). La elección del tipo de estimulante, la dosis y el horario dependerá de las características y las necesidades de cada persona, así como de la disponibilidad en el país en que te encuentres.

Los no estimulantes son una alternativa para aquellos que no toleran o no responden a los estimulantes. Estos fármacos actúan de forma diferente a los estimulantes, ya que no aumentan directamente los niveles de dopamina y noradrenalina en el cerebro, sino que modulan su actividad o su recaptación. Los no estimulantes pueden tener efectos similares a los estimulantes sobre la atención y el comportamiento, pero suelen tardar más tiempo en hacer efecto y pueden ser menos potentes.

El principal representante de los no estimulantes es la atomoxetina, un inhibidor selectivo de la recaptación de noradrenalina. Otros fármacos que se han utilizado como no estimulantes son la guanfacina, un agonista alfa-2 adrenérgico, o el bupropión, un antidepresivo con acción dopaminérgica y noradrenérgica.

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¿Qué efectos secundarios pueden tener los medicamentos para el TDA/H?

Los medicamentos para el TDAH son seguros y eficaces cuando se usan bajo supervisión médica y siguiendo las indicaciones de un profesional especializado. Sin embargo, como todo fármaco, pueden tener algunos efectos secundarios que conviene conocer y monitorizar.

Los efectos secundarios más frecuentes de los estimulantes son:

– Disminución del apetito y del peso.

– Insomnio o dificultad para dormir.

– Irritabilidad o nerviosismo.

– Dolor de cabeza o abdominal.

– Aumento de la presión arterial o del ritmo cardíaco.

Estos efectos suelen ser leves y transitorios, y se pueden minimizar ajustando la dosis o el horario del medicamento. En algunos casos, puede ser necesario cambiar el tipo de estimulante o combinarlo con otro fármaco.

Los efectos secundarios más frecuentes de los no estimulantes son:

– Náuseas o vómitos.

– Somnolencia o fatiga.

– Sequedad de boca.

– Disminución del apetito.

– Cambios en el estado de ánimo.

Estos efectos también suelen ser leves y transitorios, y se pueden reducir iniciando el tratamiento con dosis bajas e incrementándolas gradualmente. En algunos casos, puede ser necesario suspender el fármaco o cambiarlo por otro.

¿Qué otras consideraciones hay que tener en cuenta sobre la medicación para el TDAH?

La medicación para el TDAH es una herramienta útil para mejorar los síntomas y el funcionamiento de de las personas que padecen TDAH. Sin embargo, hay que tener en cuenta que:

  • La medicación no cura el TDAH, sino que alivia sus manifestaciones mientras se toma.
  • La medicación no es suficiente por sí sola para tratar el TDAH, sino que debe acompañarse de otras intervenciones psicoeducativas y psicológicas que aborden las dificultades académicas, laborales, sociales y emocionales asociadas al trastorno.
  • La medicación debe prescribirse por un profesional especializado, que evalúe las características de la persona, sus antecedentes médicos y familiares, sus posibles comorbilidades y sus expectativas.
  • La medicación debe ajustarse individualmente según la respuesta y la tolerancia, lo que implica un seguimiento periódico por parte del profesional que la prescribe.
  • La medicación debe tomarse siguiendo las indicaciones del profesional que la prescribe, sin modificar la dosis o el horario sin su consentimiento.
  • La medicación debe combinarse con hábitos saludables como una alimentación equilibrada, una hidratación adecuada, una actividad física regular y un sueño reparador.

En conclusión

La medicación para el TDAH es una opción terapéutica eficaz para adultos con esta condición. Existen diferentes tipos de fármacos que actúan sobre los neurotransmisores implicados en la atención y el comportamiento. Los más utilizados son los estimulantes, pero también hay alternativas como los no estimulantes. Los efectos secundarios suelen ser leves y transitorios, y se pueden controlar ajustando la dosis o cambiando el fármaco. La medicación debe prescribirse por un profesional especializado  debe acompañarse de otras intervenciones psicoeducativas y psicológicas que aborden las necesidades globales del trastorno.

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